Madrid- El etarra Henri Parot añadió ayer una muesca más, la vigesimoséptima, a su ya prolijo historial de condenas. La Audiencia Nacional le ha condenado a once años de prisión al considerar que el recluso, una vez en la cárcel, volvió a integrarse en ETA al remitir, en mayo de 2001, una carta a la dirección de la banda en Francia en la que animaba a sus compañeros a atentar contra objetivos «vitales» para forzar al Gobierno a negociar. No obstante, la sección primera de la Sala de lo Penal le ha absuelto del delito de proposición para cometer atentados terroristas, por el que la Fiscalía solicitaba una pena de 15 años de cárcel, ya que su actuación no se desprende una «acción precisa» que permita atribuirle un delito de atentado o de estragos, aunque fuese en grado de conspiración o proposición.
El Tribunal no tiene dudas de que Parot volvió en 2001 a «reanudar sus contactos con la cúpula» de la banda terrorista ETA, en Francia. Para ello, utilizó el envío de cartas, una correspondencia que iba dirigida «a influir en las acciones de la organización, proponiéndoles un determinado modo de desarrollar su actividad, buscando objetivos más vitales contra el Estado, como forma de lograr sus objetivos».
Dentro de esos contactos, afirma la Sala al respecto, en junio de 2001, cuando Parot se encontraba en la cárcel de Córdoba, hizo llegar a la dirección de la banda una carta en la que proponía «volar» edifcios enteros «vitales para el Estado», como el Banco de España o las bolsas de Madrid y Barcelona.
En esa misiva, que fue encontrada en el apartamento en Francia que habían ocupado los dirigentes etarras Juan Antonio Olarra Gudiri y Ainhoa Múgica Goñi, enviaba también un dibujo de la prisión y proponía que se secuestrara un helicóptero para poder propiciar su fuga. Pero, además, el Tribunal llega a la convicción de que esa no fue la única carta que Parot remitió a los dirigentes etarras, ya que, al menos, hubo otra anterior.
De esta forma, Parot había logrado un «canal de comunicación estable» con la banda terrorista, donde realiza «aportaciones relevantes sobre la estrategia que tenía que seguir la organización terrorista, sobre los objetivos que tenía que buscar la banda, reclamando que sean más vitales» los atentados. Así, y «a pesar de los obstáculos» que suponían su situación en la prisión, Henri Parot «reanudó una pertenencia en ETA activa y eficaz» desde 2001.
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