domingo, 15 de abril de 2007

Los pistoleros de ETA aumentan sus medidas internas de seguridad


José Ángel Lerín Sánchez, alias «Jacinto», el jefe del «comando Donosti» desmantelado por la Guardia Civil en la mayor operación contra ETA desde la declaración de la tregua, mantuvo al menos tres reuniones con el jefe del «aparato militar» de la banda, Garokoitz Aspiazu, «Txeroki», que le entregó un total de 10.000 euros para que montara la infraestructura del «comando».
La última de las citas, según la investigación, se produjo poco antes de que el pasado 24 de marzo los agentes del Servicio de Información detectaran en el refugio de San Adrián, en el monte Azkorri (frontera de Guipúzcoa y Álava), una reunión de Lerín con otro etarra «liberado», Ekaitz Aguirre, que luego pudo eludir el cerco policial.
Según los indicios disponibles, el motivo de la cita era que Lerín iba a trasladar a Aguirre las instrucciones que «Txeroki» le había dado poco antes en su último encuentro en un punto del sur de Francia. Fuentes de la investigación señalaron que esta forma de actuar es nueva en ETA, ya que Lerín era el único individuo del «complejo Donosti» que tenía acceso al jefe «militar» de la banda y luego transmitía sus órdenes al responsable del segundo grupo que operaba en la zona, a cuya cabeza está Ekaitz Aguirre.
De esta forma, la única persona cuyo seguimiento podía llevar hasta «Txeroki» era Lerín, lo que supone una mayor seguridad para el jefe «militar». La operación contra el «Donosti» también ha revelado que los etarras han aumentado si cabe más sus medidas de protección. «Si suben al coche, lo examinan a fondo para encontrar posibles dispositivos electrónicos de seguimiento; en muchas ocasiones utilizan la bicicleta para trasladarse, o mantienen sus citas en montes donde es muy fácil detectar la presencia de extraños», explican las fuentes consultadas.
Precisamente ese aumento en la seguridad fue lo que permitió huir a Ekaitz Aguirre tras su cita en el refugio con Lerín. Cuando ambos se separaron, el primero de los individuos se dirigió a Alsasua y ya en ese momento su comportamiento denotaba que se sentía vigilado. Así, tras varios movimientos extraños, finalmente se le perdió la pista en la estación de tren, sin que hasta ahora se haya podido recuperar su rastro. «Trabajamos con la peor de las hipótesis: que sigue en España y que tiene un grupo que dispone de una infraestructura intacta», dicen las fuentes.
Problemas mentales
Las otras dos ocasiones en las que Lerín se reunió con «Txeroki» fue con motivo de su entrada a España junto al también «liberado» Alejandro Zobaran, «Txarla», y meses después para informarle de los problemas mentales de este último.
Lerín y «Txarla» cruzaron la frontera en mayo de 2006; es decir, dos meses después de la tregua, con la misión expresa, encargada por el jefe «militar» de ETA, de formar una infraestructura de casas y personas y de obtener información de objetivos para atentar.
Meses después, José Ángel Lerín volvió a Francia para explicar a «Txeroki» que su compañero sufría problemas de ansiedad y se sentía perseguido. La orden de éste fue tajante: «Txarla» debía replegarse a Francia porque podía acabar siendo un peligro para la seguridad del grupo.

ABC.

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