viernes, 20 de julio de 2007

La Benemérita busca en Castellón a un etarra que viajaba en taxi a Tarragona


ETA ha decidido emprender este verano una de sus campañas contra intereses turísticos y, a la vez, asesinar a alguna persona en la zona mediterránea. Era algo que se sospechaba, tras la ruptura del alto el fuego y la detención, el pasado mes de enero, de un pistolero, Iker Aguirre. Acababa de cruzar la frontera por Gerona para preparar acciones criminales en el litoral mediterráneo. Ayer quedó confirmada esta hipótesis tras la precipitada huida de otro miembro de la banda -identificado como Ander Múgica Andonegi- que viajaba a bordo de un taxi desde Castellón a Tarragona y que huyó tras comprobar que había un control de tráfico (no antiterrorista) de la Guardia Civil. El individuo llevaba dos temporizadores tipo lapa preparados con ampolla de mercurio. Este tipo de artefactos, que se colocan en los bajos o en el interior de los automóviles, se utilizan para asesinar a sus ocupantes.
Escape con una excusa
Los hechos ocurrieron hacia las 12:30 de la mañana. Múgica había cogido el taxi en la estación de Renfe de Castellón y pedido al conductor que le llevara a Tarragona. Viajaban por la N-340, cerca de Torreblanca. Al advertir la presencia de los agentes de la Benemérita, el pistolero le dijo al taxista que detuviera el automóvil en un hotel (el Miramar), que está al borde de la ruta, ya que se encontraba mal e iba a vomitar. El conductor paró y el terrorista entró en el hotel en el que permaneció sólo unos segundos, los suficientes para abandonar el establecimiento por la puerta del restaurante, al otro lado de la carretera. A partir de ese momento se le pierde la pista. Ante la tardanza en regresar al coche y comprobar que no estaba en el interior del hotel, el taxista comunicó lo que ocurría a los agentes de la Guardia Civil que estaban en el control.
Al examinar la bolsa de viaje que había en el maletero encontraron una fiambrera con seis detonadores; los dos temporizadores; una bolsa con cordón detonante; otra bolsa con polvo blanco (probablemente pentrita) y diversos enseres personales.
Fuentes antiterroristas consultadas por LA RAZÓN trabajaban ayer con la hipótesis de que, al faltar el explosivo , el material hallado sea lo que le ha sobrado al etarra tras haber confeccionado y colocado algunas bombas en la zona. El hecho de que viajara en dirección norte, probablemente de vuelta a Francia, avala esta suposición que, insisten, es sólo una hipótesis y porque «siempre hay que ponerse en lo peor».
El etarra vestía camisa marrón y bermudas de este color. Llevaba unas gafas de sol de gran tamaño con el fin de ocultar parte de su cara. Además de Múgica, detenido el 5 de enero de 2002 junto a otras seis personas por actos de kale borroka’, fuentes de la investigación precisaron que las fuerzas de seguridad buscaban a un segundo etarra en la zona. Podría tratarse de Aitor Zubillaga Zurutuza, de acuerdo con el reconocimiento fotográfico que realizó el taxista, aunque el Ministerio de Interior no ha dado confirmación oficial de estas identidades.
El taxista reconoció también a este segundo etarra como la persona que se despidió de Múgica cuando éste subió al vehículo en la estación de Renfe de Castellón.
Aitor Zubillaga Zurutuza, nacido en Zumárraga (Guipúzcoa) en 1977, figura en la lista de presuntos implicados en actos terroristas de la Dirección General de la Policía y de la Guardia Civil por su presunta relación con actos de violencia callejera. Las fuentes consultadas mostraban ayer un cierto optimismo sobre la posibilidad de la captura, ya que se trata de una zona en la que resulta complicado huir.
Se cree que pueden haberse escondido en alguna casa a la que haya podido acceder. La búsqueda se centra en Torrenostra, una playa cercana a Torreblanca .
No se descarta, sin embargo, que de ir armados (como es habitual en los miembros de ETA), hayan podido amenazar al conductor de algún coche para que le alejara del lugar.
Esta circunstancia no se conocería hasta que la persona retenida pudiera presentar la denuncia.
Agentes de la Guardia Civil, con perros adiestrados, rastrean la zona con el apoyo de varios helicópteros. Los investigadores tratan de encontrar en el taxi alguna pista que permita la identificación del etarra. Asimismo, registraron las habitaciones y el resto de dependencias del hotel restaurante.
La Benemérita ha establecido controles en los accesos a las carreteras de Torreblanca y localidades colindantes.
Puerta por puerta y en ocasiones pistola en mano, los agentes han ido llamando a cada vivienda por si sus habitantes habían visto «alguna cosa anormal». Las otras Fuerzas de Seguridad, incluidos los Mossos, colaboran en la búsqueda.

LA RAZON.

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