El presidente de la patronal vasca Confebask, Miguel Lazpiur, aseguró hoy que los empresarios están recibiendo «una sucesión continua» de cartas de extorsión de ETA. No obstante, advirtió de que los responsables de las empresas vascas «no van a dejar que estas circunstancias les hundan» sino que, al contrario, «se sobrepondrán a las dificultades» porque «tarde o temprano» la violencia «va a terminar».
En la rueda de prensa con motivo del Consejo General Anual de Confebask, Lazpiur reconoció que actualmente, «básicamente desde la ruptura del alto el fuego», la clase empresarial sufre «extorsión» por parte de la banda terrorista, «aunque tampoco se puede hablar de remesas» de cartas. Sobre las misivas, aseguró que suponen una actividad «absolutamente condenable» y un comportamiento «digno de mafiosos», por lo que manifestó la «cercanía y apoyo» de su organización con «quienes sufren esas experiencias». «Sean las cantidades que sean, tenga el tono que tenga una carta de esas, el chantaje es chantaje y no otra cosa, esto es un hecho condenable que nosotros no podemos admitir», añadió.
En relación al tono empleado por ETA en sus envíos y a las cantidades exigidas, eludió entrar «en elucubraciones y análisis de estos pequeños detalles, ya que con esto no hacemos más que beneficiar a los que envían estas cartas, hacemos una propaganda gratuita».
Envío a familiares
Fuentes de la lucha antiterroristas consultadas por Europa Press adelantaron el pasado fin de semana que la banda terrorista había remitido al sector industrial vasco una nueva remesa de misivas —la tercera desde el primer envío posterior a la ruptura de la tregua el 5 de junio—, redactadas con un tono muy distinto al empleado durante los meses de lo que la propia ETA denominó como «alto el fuego permanente». Las misivas elevan considerablemente el tono de amenaza al empresariado vasco al avisar de que si no pagan las cantidades económicas exigidas la siguiente carta será remitida a sus familiares. Esta técnica ha sido utilizada por ETA en numerosas ocasiones antes de que se produjera el «alto el fuego permanente».
Previamente a la rueda de prensa, en el informe que leyó ante el Consejo General de Confebask, Lazpiur reconoció que una de las cuestiones más relevantes vividas desde el anterior consejo «ha sido, sin duda, la esperanza de paz suscitada por la declaración del alto el fuego y su posterior desvanecimiento en el cruento atentado de Barajas». «Desgraciadamente, de entre todos los sentimientos que albergábamos, la cautela se ha revelado el más acertado, rota ya, incluso oficialmente, la tregua de marzo de 2006, y cuando se están dando a conocer inquietantes amenazas de atentados o de posibles chantajes contra el colectivo empresarial», agregó. Frente a esta situación, explicó que los empresarios «no dejarán que les hundan» ya que están «acostumbrados a sobreponerse a las dificultades y saben, además, que, tarde o temprano, esto va a tener un final».
«Los deseos de paz de los vascos, muy intensos, pero, sobre todo, muy mayoritarios, son también imparables», remarcó. Lazpiur remarcó que «pese al chantaje, a la coacción, a la violencia», la clase empresarial vasca seguirá trabajando porque «las cosas nos vayan a todos mejor, porque sigamos creciendo, creando empleo, bienestar, desarrollo». En este sentido, destacó que sus esfuerzos irán igualmente encaminados a «seguir apoyando en su difícil tarea a quienes tienen la responsabilidad de acabar con la violencia y lograr que la nuestra, además de una comunidad próspera, sea también una comunidad en paz» porque «la paz, lo mismo que la estabilidad, son elementos sustanciales para el desarrollo de la actividad empresarial».
Consulta
Por otro lado, respecto a la celebración de una eventual consulta a la ciudadanía, afirmó que desconoce si se llevará finalmente a cabo, pero añadió que, «desde el punto de vista económico, no tiene por qué tener una repercusión importante». No obstante, insistió en que los representantes de Confebask, empresarios que «viven de sus empresas» y que «pueden entender mucho o poco de economía, de empresas, de personas o de gestión», no pueden entrar a valorar si la consulta tendría un efecto positivo o negativo en la economía vasca, porque eso «forma parte del debate político y sería especular», algo en lo que, reiteró, «no va a entrar» la patronal.
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