
Las declaraciones de José Ángel Lerín desvelan el entramado de lazos de sangre existente entre los miembros del «comando Donosti» Para la banda, sólo la cercanía personal garantiza la seguridad
El «comando Urederra» era como una gran familia, en el más estricto sentido de la palabra. Casi todos los miembros «legales» -no fichados por las Fuerzas de Seguridad- que formaban su estructura tenían algún parentesco, según pone de manifiesto el «liberado» José Ángel Lerín en su declaración ante la Guardia Civil. Todo queda en casa, que para los terroristas, parece el único lugar a salvo de posibles «topos», la auténtica obsesión de la banda en los últimos años en cuestiones de seguridad.
Lerín entró en España el 11 de mayo de 2006 en compañía de otro terrorista conocido como «Xarla», que es el encargado de captar al primer «legal» del grupo, Juan Carlos Herrador, «Balsero», con quien había mantenido contactos previos. Ésta es la persona que le proporciona a Lerín su primer alojamiento en Andoain, donde permanecerá hasta febrero de 2007.
La captación de «Balsero» propicia la llegada a la célula de su novia, Lorea. Lerín la conoció la primera quincena de enero de este año porque, según manifiesta, ocasionalmente, acude al domicilio de «Balsero» en Andoain, donde el «liberado» estaba alojado entonces.
Lerín y su hermano
El propio hermano de Lerín, Iñaki Lerín, «Belea», también se acabó integrando en la estructura del «comando» y guardando en una bajera que tenía en Berriozar (Navarra) los 200 kilos de material para fabricar explosivos que la célula tenía a su disposición. «Belea» será el encargado de poner en contacto a su hermano con Mikel Olza, «Saioa», que ayudará a hacer el primer traslado del citado material desde un «zulo» que había en el valle de Ezcaba hasta la bajera de «Belea» en mayo de 2006. José Ángen Lerín y su hermano volverán en enero de 2007 a transportar un segundo cargamento de material para fabricar bombas desde Aldaba (Guipúzcoa). Para este nuevo trabajo, «Belea» capta para ETA a una persona que conoce con el nombre de Joseba Pavón, «Ikatz».
Las amistades en un mundo tan endogámico como el etarra también juegan un papel fundamental a la hora de captar nuevos miembros. Así, «Balsero» recluta para el «comando Urederra» a uno de sus amigos, Íñigo, «Iñiguito», después de llevar a José Ángel Lerín a su domicilio, ubicado en el barrio Elizatxo, de Hernani, donde pernoctó durante una noche.
«Íñiguito» vivía en su piso junto a su novia, Ohiana, alias «Tati», a quien Lerín solicita que se reúna con Arkaitz Agote, «Ana», otro de los miembros «legales» del «comando» a quien ya había captado «Xarla». «Ana» pasa las informaciones sobre un policía nacional de San Sebastián, la de un parlamentario de Unión del Pueblo Navarro (UPN), y la del confidente policial Pedro Miguéliz, «Txofo».
Socialistas
«Ana» también se encarga de incorporar al grupo a «Zelai», a quien José Ángel Lerín entrega las informaciones sobre los objetivos que Agote había recopilado hasta ese momento. «Zelai», por su parte, es la persona que le comenta al responsable del «comando» que conoce los movimientos sobre los concejales socialistas de Hernani Morcillo y Matalobos. Aunque Lerín, como publicó ayer este periódico, le pidió que hiciera las primeras informaciones, también le advirtió de que debía pedir permiso a Garikoitz Azpiazu, «Txeroki», uno de los jefes «militares» de la banda, para actuar contra ellos debido a las «restricciones» impuestas por su dirección para atentar contra el Partido Socialista.
LA RAZON.
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