lunes, 14 de mayo de 2007

Un etarra que entrenó a los sandinistas es el nuevo jefe de explosivos de la banda


El responsable del «aparato de explosivos» de ETA es Luis Ignacio Iruretagoyena Lanz, «Suny», según datos obtenidos por la lucha antiterrorista tras las últimas operaciones contra la banda en Francia. Este individuo, que cuenta con una larga experiencia en la materia, llegó a ser instructor de los servicios secretos del régimen comunista de los sandinistas en Nicaragua.
Iruretagoyena, nacido en Tolosa, Guipúzcoa, inició sus actividades en un «comando» de información que buscaba datos para que las células de pistoleros cometieran atentados. Tras ser detenido y pasar una corta estancia en prisión, huyó a Francia y, con el paso del tiempo, los cabecillas de la banda le enviaron a Nicaragua para engrosar el grupo de pistoleros que colaboraban con los comunistas.
Iruretagoyena, que llegó a ser jefe de la «legación» terrorista tras desplazar a Javier María Larreategui, «Atxulo» (a raíz de tensiones internas entre los pistoleros españoles), perdió varios dedos de una mano cuando manipulaba un artefacto con el que instruía a los integrantes de los «comandos» especiales del sandinismo, que se encargaban, entre otras misiones, de atacar a los «enemigos del régimen» que estaban en el extranjero.
«Comandante Cero»
En su día se le imputó haber participado, en 1984, en el complot para asesinar al líder de la «contra nicaragüense», Edén Pastora, «Comandante Cero». Un segundo intento había sido desbaratado un año antes: en mayo de 1983, las autoridades de Managua enviaron al etarra Gregorio Jiménez, «Pistolas», para que vigilara en Costa Rica los movimientos de Pastora, pero fue detenido. En la década de los noventa, tras la pérdida del poder de los sandinistas, Iruretagoyena regresó a Francia para hacerse cargo del «aparato de explosivos» junto con Miguel Ángel Gil Cervera, «Kurika». Los dos fueron detenidos en junio de 1992 en París. Tenían una fábrica de artefactos y se encargaban de la compra de materiales para las bombas. Los tribunales galos condenaron a «Suny» a cinco años de cárcel por pertenencia a asociación de malhechores y tenencia de explosivos, así como a otros cinco de prohibición para residir en Francia.
En junio de 1996, tras cumplir condena, fue entregado a España y en diciembre fue puesto en libertad con una fianza de dos millones de pesetas. Hasta 2004 residió en Tolosa pero, tras la detención de Ibon Fernández, «Susper», en Francia, huyó a este país. Su nombre aparecía en los papeles que se incautaron al coordinador de la banda.
Las Fuerzas de Seguridad sospechaban que Iruretagoyena se había integrado de nuevo en las actividades etarras y que, dada su experiencia, podía formar parte del «aparato de explosivos». Datos obtenidos recientemente en una operación desarrollada en territorio galo han permitido confirmar este extremo.
Las fuentes consultadas subrayan que ETA ha decidido echar mano de militantes con gran experiencia para que entrenen a los nuevos pistoleros. Uno de los problemas que ha tenido en los últimos años ha sido el del fallo de los artefactos que, incluso, han llegado a causar la muerte de varios militantes. De un tiempo a esta parte, según las referidas fuentes, los problemas se han ido subsanando y las bombas, como la que explotó el 30 de diciembre en el aeropuerto de Barajas, tienen una siniestra eficacia.
El manual de explosivos que portaba el presunto etarra Iker Aguirre, detenido por la Policía el pasado mes de enero cuando acababa de atravesar la frontera francesa por Gerona y se dirigía a Valencia para preparar atentados contra la Copa del América de vela, contenía, tal y como adelantó LA RAZÓN, nuevas fórmulas de explosivos, con mayor poder de destrucción.
El manual consistía en unas hojas manuscritas con apuntes que Aguirre había tomado durante los cursillos que había recibido en Francia antes de que los cabecillas del «aparato militar» decidieran enviarle a España. Aunque el responsable de formación es otro etarra con una dilatada «carrera» en la banda, Francisco Javier López Peña, la «teoría» sobre explosivos procede de Iruretagoyena.
En el manual se explicaba la forma de montar las bombas lapa, el lanzamiento de granadas, los sistemas de activación de coches bomba y, lo que llamó la atención de los expertos, nuevas fórmulas para la fabricación de explosivos, con un alto poder destructivo, como el anfoal.

LA RAZON.

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