sábado, 17 de febrero de 2007

CASO-11

Los primeros procesados que declaran en el juicio del 11-M se desvinculan de la masacre

Los cuatro acusados que han declarado en la primera semana del juicio por la masacre de Madrid, y que se enfrentan todos a más de 38.000 años de cárcel, han coincidido en desmarcarse totalmente del 11-M, atentados que han condenado ante el tribunal.

La asistencia de víctimas y sus familiares a las sesiones ha sido moderada y las 150 plazas reservadas para ellos en la sala de la Audiencia Nacional en la Casa de Campo de Madrid no se llenaron. Algunos manifestaron que la mayoría prefería seguir el juicio a través de la televisión.

El viernes declararon dos de los supuestos ideólogos de la matanza, Youssef Belhadj y Hassan El Haski, después de que el jueves lo hiciera el tercer acusado al que se considera autor intelectual del 11-M, Rabei Osman El Sayed, cuya declaración quedó interrumpida hasta el 26 de febrero.

El abogado de 'Mohamed El Egipcio' pidió que su defendido pudiera escuchar las grabaciones realizadas por la policía italiana de sus conversaciones. En ellas, supuestamente, declaraba ser "el hilo" de los atentados de Madrid. El presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, aceptó la solicitud.

Gómez Bermúdez, juez... y parte
Precisamente, el magistrado se convirtió en protagonista de las primeras sesiones debido a sus intervenciones aleccionadoras, autoritarias y condescendientes. Gómez Bermúdez interrumpió en numerosas ocasiones al abogado de 'El Egipcio' y llamó la atención a los traductores como a niños, porque consideraba que no estaban haciendo bien su trabajo. "¡Les quiero en mi despacho inmediatamente!" dijo a micrófono abierto.

Al día siguiente, el viernes, al inicio de la sesión, el presidente del tribunal pidió públicamente disculpas por algunas de las expresiones que dirigió contra el defensor, Endika Zulueta, durante el interrogatorio de su cliente. Destacó la labor y buena fe del letrado y lamentó si en algún momento había cometido algún exceso, que espera que no se vuelva a producir durante el juicio.

El último en prestar declaración en la segunda jornada del juicio fue el marroquí Jamal Zougam, considerado autor material de los atentados, y el único que, hasta el momento, ha aceptado contestar a la fiscal Olga Sánchez y a las distintas acusaciones, a las que respondió que estaba durmiendo cuando explotaron las bombas.

Zougam, que fue detenido dos días después del 11-M cuando se le relacionó con la tarjeta del móvil conectado al artefacto sin detonar que fue hallado en la comisaría de Vallecas en la madrugada del 12 de marzo, también negó su pertenencia al Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM).

"Creo que mi presunción de inocencia se rompió por la tarjeta que se encontró en la mochila de Vallecas", aseveró Zougam, cuyo interrogatorio continuará el próximo lunes después de que el presidente del tribunal suspendiera la sesión, al manifestar el acusado que estaba cansado.

Entre otras cosas, Zougam relató que en 2001 dos agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) le propusieron ser confidente, a lo que él se negó porque -dijo- su trabajo no le dejaba tiempo para ir a las mezquitas.

Todos se desvinculan
Antes de Zougam, quien consideró que los cuatro testigos que le situaron en los trenes le identificaron tras verle en televisión, declaró Hassan El Haski, quien manifestó su asombro porque se le relacione con ETA. Este acusado, considerado líder del GICM en España, aseguró que no conocía a ninguno de los procesados y retó a que se encuentre a alguien que le conozca para someterse con él a un careo.

Como conocedor del Islam, ya que estudió en el Instituto Islámico de Damasco unos siete años, ha respondido con matices a las preguntas sobre la 'yihad'. Cuando su abogado le preguntado si rechaza la 'yihad', él ha respondido que "es una lucha, una superación de uno mismo para conseguir lo que uno desee, medios económicos o lo que sea". Después, ha dicho que en nombre de la 'yihad' "no se pueden justificar" los atentados.

La segunda jornada del juicio arrancó con la llamada a declarar de otro de los considerados ideólogos de la masacre y presunto portavoz de Al Qaeda en Europa, el marroquí Youssef Belhadj.

El presunto portavoz de Al Qaeda en Europa y la persona a quien se atribuye la reivindicación de la masacre de Madrid, ha negado que apareciera en el vídeo sobre la autoría y su pertenencia a la red de Bin Laden.


Gestos entre víctimas y acusados
El público presente en la sala fue testigo de escenas de comunicación entre acusados y víctimas. Por ejemplo, el procesado por colaboración con organización terrorista Rafah Zouhier (que supuestamente ayudó a los terroristas a contactar con 'los asturianos') se dirigió a la presidenta de la Asociación 11-M Afectados de Terrorismo, Pilar Manjón, poniéndose la mano en el pecho y negando con la cabeza, a lo que ella respondió moviendo el dedo índice en un gesto normalmente empleado como aleccionador o de advertencia.

El segundo día del juicio, durante un receso, Zouhier mostró un cartel en el que se podía leer "Nunca provocaré a las víctimas por las que arriesgué mi vida avisando a la Guardia Civil".

En otro momento, Fouad el Morabit, acusado de pertenecer a organización terrorista, se dirigió al público haciendo un gesto que señalaba a todos sus compañeros de la sala blindada y diciendo que eran inocentes.

EL MUNDO.

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