
Las acciones terroristas contra la construcción de la central nuclear de Lemóniz supusieron la campaña más larga sostenida hasta entonces por la banda. Comenzó en 1978 y se prolongó hasta finales de 1982. Los atentados se coordinaban con la movilización callejera de organizaciones ecologistas montadas por ETA. Los pistoleros etarras asesinaron al menos a cinco trabajadores de Iberduero: Alberto Negro, Andrés Guerra, Ángel Baños, José María Ryan y Ángel Múgica. Se produjeron dos centenares de ataques a instalaciones de la eléctrica. Cuatro etarras fallecieron cuando manipulaban sus bombas. No se ha condenado a nadie por el asesinato de Pascual, aunque se le atribuyó al comando Vizcaya compuesto por Arrieta Llopis, Letona Viteri y Hermosa Urra.
LA RAZON.
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